Métodos alternativos de destrucción del cianuro
Los ingenieros y gerentes de las industrias aeroespacial y de acabado/reacabado de superficies conocen de primera mano la dificultad de equilibrar soluciones rentables con resultados a largo plazo. El proceso de fabricación actual para la galvanoplastia y el acabado de superficies metálicas se basa en gran medida en el uso de cianuro. El cianuro se emplea típicamente para galvanizar metales complejos y es más tolerante a ciertas impurezas que otras sustancias.
Sin embargo, uno de los inconvenientes de usar cianuro en una planta de fabricación es su extrema toxicidad. Los animales y los humanos absorben fácilmente el cianuro a través del contacto directo, el vapor o el polvo. Por esta razón, las regulaciones estrictas requieren que las plantas traten adecuadamente cualquier agua contaminada que pueda contener cianuro libre, disociables de ácidos débiles y disociables de ácidos fuertes. Es muy importante que estos compuestos se eliminen de las aguas residuales antes de que las aguas residuales accedan a las instalaciones de tratamiento de propiedad pública (POTW, por sus siglas en inglés) que pueden no tener la capacidad de eliminar trazas restantes.
La solución más común al problema del cianuro es la cloración alcalina (lejía). La cloración alcalina es un método económico y altamente eficaz para el tratamiento. Este método es ideal para la mayoría de las organizaciones ya que en realidad destruye el cianuro.
Si bien el uso de lejía es el método más rentable, no es tan ecológico como otras tecnologías disponibles. La EPA se ha preocupado por la protección del método actual por cuestiones de salud y seguridad, y ahora está alentando a los fabricantes a considerar otras opciones. Hay varias alternativas muy sostenibles que ya se están utilizando con éxito.
En Europa, por ejemplo, la presión regulatoria ya ha empujado a muchas empresas líderes a implementar métodos alternativos de destrucción, como las alternativas más comunes, la oxidación con ozono y la oxidación ultravioleta. La oxidación con ozono es beneficiosa porque agrega pocos o ningún producto secundario a las aguas residuales. La oxidación ultravioleta expone el peróxido de hidrógeno. Esto crea radicales hidroxilo que oxidan rápidamente el cianuro.
Además de estos dos métodos, existen varias otras técnicas que son menos dañinas para el medio ambiente. Tres de las opciones ecológicas más comunes son el peróxido de hidrógeno, el permanganato de potasio y la destrucción térmica. Estos métodos tienen un impacto ambiental menor que la lejía, pero no destruyen completamente el cianuro. En cambio, producen cianatos que pueden o no ser aceptables para los niveles de POTW. Los cianatos son menos peligrosos pero requieren un tratamiento adicional para ser eliminados. Debido a su coste, estos métodos generalmente se usan para volúmenes más bajos de aguas residuales.
Usando cobre como catalizador, el proceso químico de peróxido de hidrógeno produce cianatos y es eficaz para crear niveles bajos de cianuro y metales que pueden ser adecuados para el vertido. Debido al alto coste del peróxido de hidrógeno, este enfoque generalmente se usa para lotes de menor volumen. El permanganato de potasio puede eliminar rápidamente la mayoría de los metales pesados cuando se combina con procesos de tratamiento adicionales.
La destrucción térmica es uno de los métodos de corrección más simples porque los fabricantes pueden simplemente emplear una cámara de presión calentada para destruir los químicos. Hay varias técnicas de eliminación que pueden eliminar los residuos restantes.
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